Llovizna. [Libre]

La noche daba sobre las luminosas calles de Alemania. Una media luna resplandecía en el cielo, entre todo ese mar de estrellas. Muchas cosas inexplicables de esta vida, otras bastante obvias, pero confusas. Es increíble como la mente trabaja en momentos de soledad.
Apenas dirigía alguna que otra mirada a los peatones, humanos comunes y corrientes. Ellos veían mitad de mi rostro, escondido debajo de una capucha mientras que mis manos estaban metidas dentro del bolsillo del buzo. Hacia demasiado frío; helaba mejor dicho. Traían demasiada ropa puesta los que me rodeaban, pero mi condición mantenía todo el tiempo mi cuerpo a altas temperaturas. Usaba esto para pasar desapercibido porque, si era por mi, andaba en remera.
Una joven choca contra mi cuerpo, distraída. Murmura un “lo siento” y sigue de largo. No tuve tiempo de responderle ni iba a abrir mi boca para hacerlo. Solo…humanos. Criaturas primitivas al lado de nuestra especie, y comida para los sanguijuelas. Gruñí por lo bajo, de tan solo pensar en ellos. Levanté la vista, sacudiendo un poco la cabeza, logrando que la capucha se quitara y varios cabellos rebeldes se salieran de lugar. Una leve llovizna atentaba contra la ciudad. Perfecta, rejalante. Cerré los ojos, inclinando un poco la cabeza hacia atrás, dejando que las gotas impactaran contra mi blanco rostro. Entre tanto, sentí un aroma en el ambiente que nada se comparaba al de los humanos. No me inmuté. Que viniera hacia mí si quisiera.

Iba de una tienda a otra en las calles de mi adorada Alemania, necesitaba un tiempo a solas conmigo misma y las compras no se habian hecho las desapercibidas en mi mente, no es que fuera unicamente un capricho sino que necesitaba comprar ropa y con urgencia.

Me puse una capa con capucha, no me gustaba que los humanos se me quedaran viendo y mucho menos que iba solo, podrian pasar cosas y era mejor no tentar a la suerte mas de lo que ya estaba haciendo. Entre a un par de tiendas habia cosas muy bonitas y no pude resistir comprarlas, vestidos, blusas, faldas. Me aleje de los pantalones que en este estado no eran muy convenientes.

El olor humano inundaba los alrededores, traila la capucha hasta la nariz evitando contancto con cada uno de ellos, no queria llamar la atencion, iba a buen paso y note que comenzo a llover, entre a una tienda y compre un paraguas, sali de ella y me tome un minuto para sentir la lluvia en mi piel, una grandiosa sensacion aunque no podia permanecer mucho bajo ella pues podria enfermarme y no seria bueno para mis bebes.

Segui caminando y un olor en especial atrajo mi atencion, otro lycan. No sabia nada sobre de el, asi que decidi no decir quien era y saludar al extraño lo mas probable es que notara mi olor tambien.

-Hola

El cuerpo que se acercó a mi era el de una joven, muy bonita, de ojos verdes muy llamativos. Por sus facciones, su aroma y su vientre, deduje quien era. Sonreí de lado ante su saludo procurando ser lo mas amable posible. Caminé hasta ella, sacudiendo un poco la cabeza para apartar los mechones rebeldes que caían sobre mis ojos. Las gotas de lluvia amenazantes aun azotaban contra mi cuerpo. Me gustaba, no iba a negarlo. Estiré mi mano para tomar la suya, inclinarme un poco, depositando un beso en el dorso. Un suave y húmedo beso.
-Buenas noches. Zachary Swells, a sus servicios.- Dejé en claro la ultima frase, soltando su mano con suavidad. Posé mis iris sobre su rostro. De igual forma, me encontraba alejado de su cuerpo. Ella traía un paraguas y, al ser muy alto, este podía dar contra mi rostro.
Le indiqué con la mano y un gesto de cabeza que pasara por delante de mí, para avanzar en nuestra caminata. Opté por guiarla bajo una vereda con techo, producto de las construcciones del segundo piso. Caminaba a su lado.
-Hemos llegado esta tarde, le han informado?- Pregunté con la vista perdida en la nada, común en mi. Mi rostro inmóvil, pero con los pies sobre la tierra, conduciéndome perfectamente bajo ese sendero sin chocarme ni llevarme nada por delante. Puro instinto animal.

Ere un chico bastante apuesto y bien parecido, si he de admitir. Pero solo era un niño, o asi lo veia yo esto del embarazo me daba por ver a todos como mis hijos o al menos como niños que era realmente imposible que mi fijara en un hombre exactamente como lo que era: un hombre. Deje de lado mis pensamientos que se debatian mis cambios de estado y me concentre en el chico que tenia delante.

Se presento y beso mi mano, no sin antes dirigirme una sonrisa. Tenia que admitirlo el chico me daba confianza. Sus palabras fueron claras y dio un enfasis especial a la ultima frase, enarque una ceja ¿a mi servicio? Y recorde el pequeño encuentro que habia tenido con Rebeca en el bosque, el nombre llego a mi como un flechazo y enseguida lo comprendi todo.

-Vitya Koslov- le dije amablemente en un susurro claro, no queria llamar la atencion de los humanos -Bienvenido- se mantenia alejado de mi, no sabia si por respeto o por alguna otra cosa, en verdad eso no me importaba. Los formalismos no eran mi parte favorita de la vida.

Hechamos a andar por una calle adoquinada, me cedio el paso y fue ahi cuando note las grandes diferencias que tenia con su hermana, dos polos totalmente opuestos que se complementaban el uno con el otro, no podia haber mas perfeccion en esa pareja de hermanos.

La vereda estaba cubierta, por lo que pude bajar el paraguas, no me gustaba nada ese artefacto, preferia la libertad, pura y salvaje, y no me gustaba depender de nadie mucho menos de algo. Pero en fin, solo seria por un tiempo antes de volver a la normalidad. Camino a mi lado.

-Algo asi- medite un momento mis palabras -Me he encontrado, con tu hermana. le conte casi con tono despreocupado -Una chica bastante interesante si he de decirte la verdad

Camine fijandome en todo y en nada, la raza humana no me atraia nisiquiera para cazar, no me gustaba su sangre. Pase las bolsas de las compras a una sola mano y me quite el cabello que el viento se encargaba de colocar en mi rostro.

La joven castaña se presentó aunque conocía a la perfección quien era. Tenía un par de conocidos por estos territorios, los cuales me permitieron llegar aquí. Luego del suicidio de mi madre no podíamos quedarnos en nuestro pueblo. Los humanos comenzaron a sospechar de nosotros por nuestra forma de ser, de tratar a las personas. Un par de veces nos cazaron. Por lo tanto, adiós a aquella vida y bienvenido sea el cambio. A mi me agradaba; a Rebeca, no lo sabia. Aun no nos habíamos cruzado luego de la llegada. Ya tendríamos tiempo para conversar.
Me dio la bienvenida. La joven era mucho más simpática de lo que creía. No hacia falta que me lo dijera. Estar ya con ella, caminando, y que hubiese aceptado lo es todo. Entre tanto tenía que cuidarme de no llevarme puesto a algún peatón. No por mi culpa; ellos eran lo bastante distraídos como para chocarse con una persona. Vi a uno que iba directo a Vitya. Avancé un paso, colocándome frente a ella, tomando al joven por el hombro, apartándolo. El muchacho me dirigió una mirada algo extrañada, mezcla de terror y confusión. Siquiera dije algo. Siguió caminando y yo volví a mi lugar; a unos pasos de la castaña.
Hizo mención de mi hermana y ahí si, no pude evitar dirigirle una mirada de asombro. Me llevé una mano a la cara, tapándome los ojos, mordiéndome los labios. Ocultaba una risa que por ahí quería escaparse.
-Solo dime por favor que no has tenido problemas con ella.- Aparté la mano de mi cara, tirando la cabeza hacia atrás, mostrando todos mis dientes en una perfecta sonrisa que iba dirigida al techo. Segundos después volví a la normalidad.
-Ella es algo complicada, no muy fácil de tratar. Es posible que tenga encuentros tensos muy seguido con cualquiera; hasta con su reflejo en el espejo. Cuando esto pase, me avisas si? Sé como controlarla.- Le comenté guiñándole apenas un ojo, sin dejar de caminar. Me llevé las manos a la nuca, enredándolas debajo de mi cabello. Sentía alguna que otra mirada sobre nuestros cuerpos pero le daba mínima importancia.

Caminamos un largo tramo sin dificultades la lluvia ya habia cedido un poco y podia caminar sin la ayuda de ese tonto paraguas, el chico alto era muy agradable, amable y caballeroso. No tarde en confirmarlo ya que cuando un humano despistado iba a chocar conmigo justo antes de que lo esquivara el ya lo habia hecho a un lado, no pude evitar soltar una risa ante la exprecion que el chico habia puesto en su cara, no era que me divirtiera ver asi a los demas pero habia sido muy gracioso.

Si me habia reconocido con solo verme, y estaba segura de que era la primera vez que lo veia en mi vida, probablemente estaria al corriente de mi estado y todo lo demas. Tal vez tendria menos que explicarle a el que a su hermana, ademas todo era diferente.

Volvia reir ante la expresion que puso al escuchar que conocia a su hermana, se me figuraba a la cara queyo ponia cuando era mas joven, cuando escuchaba a la gente hablar de mi hermano y rogaba por que no hubiera hecho alguna travesura de la cual yo tuviera que ocultar la evidencia.

-No he tenido problemas con ella, se ha mostrado...- busque una palabra que describiera completamente la postura de Rebeca -...bastante tolerante con lo que ha pasado. Tiene mucho autocontrol, cuando quiere, y sus dones son muy buenos- dije despues de recapitular como habia sido nuestro encuentro.

-En verdad no creo que sea tan necesario, tal vez algunas veces cuando las cosas en verdad esten fuera de control, pero ella es fuerte y sabe como actuar ante diversas situaciones- no crei que fuera necesario que el interveniera en cada ocasion, pero mas valia estar atentos, era su hermana y la conocia mejor que nadie asi que podria estar en un error.

-Espero que esten a gusto en estas tierras- dije con voz natural, si estabas mas o menos comodo mejoraba mucho algunas cosas. Los humanos pasaban de un lado y del otro, apenas y reparaba en sus siluetas. -¿Cual es tu don?- le pregunte, sentia curiosidad por lo que podia hacer, depsues de todo ya habia visto a su hermana.

Escuchar aquella risa saliendo de los labios de la castaña lo hizo sonreir. Ya no se sentia tan solo como le pasaba en su territorio. Siempre con la necesidad de proteger a su hermana y cuidarse de los humanos locos que querían cazarlos de vez en cuando. Se habían percatado de su condición cuando su hermana se transformó. Yo no estaba acostumbrado a cazar ni matar humanos, por lo que opté por huir. La mejor de todas las decisiones.
El comentario de Vitya sobre mi hermana logró que mi rostro tomara una expresión de sorpresa, con una ceja levantada. Rebeca? Tolerante? No me había equivocado y en vez de traer a mi hermana traje a un metamorfo? Era lo primero que se me ocurría. Ante lo siguiente asenti.
-Ella es increible, dones, personalidad, pero hay que comprender. No la ha pasado muy bien.- No era tan fuerte como yo, aunque lo pareciera. Ella era fragil, como un vaso de vidrio que se rompe al caerse al suelo. No lo demostraba frente a nadie, pero lo era. Con lo que siguió escapandose de sus labios con intención, tenía mucha más razon. Rebeca era fuerte ante los demás. Pero hasta ahi nomas. Frente a vampiros no sabía si podía controlarse. Prefería estar cerca de ella en esas situaciones. No queria que saliera lastimada. No iba a perdonarmelo.
-Estoy muy a gusto, gracias. Y, acerca de mi don, no es tan interensante como los que seguro conoces. Con el contacto puedo absorver la energía corporal y llegar a dejar inconciente al afectado en segundos. Si se prologa el contacto, podría matar.- En ciertos casos mi don era letal; nunca había llegado a esas instancias.
Para dejar a un lado el tema de mi hermana, que seguro se tornaría un poco denso, decidí preguntarle sobre su condición.
-Escuché que te has casado hace poco y estás embarazada. Como va todo? Parece que va muy rápido.- Le comenté con media sonrisa, mirando al piso. No solía tener mucho contacto visual con quienes hablaba. Siempre la vista perdida en otro lugar.

Al parecer se sorprendio por lo que dije, probablemente veiamos a Rebeca con ojos diferentes, el era su hermano y haria todo para protegerla por que ella estubiera bien, tal como yo hacia con Niko, siempre lo ponia antes que yo y siempre lo estaria, su felicidad era mi prioridad y si estaba en mis manos ayudarlo sacrificaria todo lo que tuviera por el.

-Yo no se lo que le ha ocurrido, no me atrevia preguntarle y no me atrevere, es algo muy personal y es su decision si quiere compartirlo conmigo o no- se habia dado la oportunidad por preguntar por su pasado pero sus gestos no me pedian a gritos que preguntara, no lo hize y no lo haria, hasta que ella decidiera contarme que habia sucedido, necesitaba privacidad y mas en ese tipo de asusntos que serian desagradables.

-No debes menos preciar lo que tienes, es y eres especial por ese don unico que tienes. Y no hubieras entrado a la guardia si no fuera tan interesante como los de los otros guardias- le dije usando sus propias palabras, ¿llegar a matar? seguramente su don tenia la capacidad de hacerlo pero no podia imaginarme a este chico tan agradable matando a alguien, tal vez en circusntancias extremas pero no por diversion o entretenimientos. De alguna forma me recordaba bastante a mi, la manera en que se expresaba y daba a entender que protegeria a su hermana, la forma amable con la que me trataba, aunque fuera solo mera cortesia.

No pude evitar girar los ojos ante su pregunta, la oia tan amenudo que casi contestaba en automatico y mi boda con Sebastien bueno... la boda del siglo y no era por creerme mucho ni algo por el estilo, pero era algo que nunca se habia visto y habia causado grandes conmociones.

-Rapido... lo describe todo.- ironize un poco solo algunos conocian que significaba exactamente rapido -Va bastante bien, mejor de lo que podia esperar- bien decian que depsues de la tormente viene la calma y esto era algo asi como el inter que habia entre tormenta y tormenta.

A pesar de ser de dos mundos totalmente diferentes, nosotros dos no lo éramos. Muchas similitudes, que si nos poníamos a analizar, tardaríamos todo un día en reconocerlas. Quizás ella tenia un hermano o hermana y era igual que yo con Rebeca; por la forma en que me nombraba y se dirigía a ella en mi presencia. No estaba del todo seguro que a esa mocosa le gustara el lugar donde nos estábamos quedando, pero no quedaba otra opción. No quería que viviera en la calle como una pordiosera, siendo que aquí nos aceptaron. Poco a poco se adaptaría. Por las buenas…o por las malas.
-No temas el preguntarle. Insinúaselo, dándole tu confianza; ella te podrá contar todo de su vida. Tiene miedo, le cuesta confiar en la gente. Pero necesita una amiga.- Suspiré. De verdad quería que mi hermana cambiara un poco. Luego de tantos años siendo dos raros en la sociedad, quería que ella viviera como una princesa, aunque no tuviera el rango. En si, la conocía más que ella misma.
Sonreí, asintiendo con la cabeza, pero con la vista en mis pies. Jamás me habían dicho lo especial que era; no me consideraba tal pero si algo peligroso. Más no importaba si esto ayudaba a la guardia.
-Es un gran cambio. No estaba acostumbrado a vivir entre otros de mi especie.- Sin duda, estar en manada nos favorecía y nos daba la oportunidad de protegernos unos a otros. Me moría por conocer a los demás y ver que dones tenían, o si es que los tenían. Mera curiosidad. Nuevos hermanos aunque no de sangre.
Ante la pregunta sobre su matrimonio, contestó rápido y segura. También con sus hijos. Debería estar demasiado acostumbrada a recibir este tipo de preguntas todo el tiempo. Me mordí el labio, un poco molesto de mi parte, pero me daba curiosidad. Acto seguido, sin mirarla, con la cabeza un poco inclinada, propuse hacerle una pregunta.
-Tienes hambre? Ya ves, como somos licanes, podemos alimentarnos de comida humana. Prosigo a invitarte, y no espero un no por respuesta.- Una curva cruzó mi pálido rostro, sobre mis labios, en un intento de sonrisa. Sentía el aroma del alimento proveniente de la siguiente calle. O quizás, Vitya prefería cazar. Mas no lo presentía de esa forma.

Me parecia un poco atreviso lo que me decia, tomando en cuenta en que yo apenas y conocia a la chica, insunuarle que queria saber de su vida podria ser un tanto grocero, pero era su hermana al fin y al cabo ¿no? El la conocia bastante bien, lo deduje por como se expresaba de ella y si el me lo sugeria era por algo. ¿Acaso yo no conocia a Niko probablemente mas que el mismo? Les podira pasar lo mismo a ese par.

-Espero que llegue a confiar en mi- le respondi sinceramente, la confianza era una de las cosas que mas baloraba y le daba importancia, por lo tanto era digna de respeto y lealtad. Odia a la gente que jugaba con ella, con la mia o con la de algun ser que amara. Y llegaba a considerar menos a la gente que la perdia, como si fuera escoria. Ahi era donde surgia otras de mis contradicciones, si pensaba eso de los traidores ¿que pensaba de mi misma? En si no habia traicionado la confianza de nadie, todos esperaban que hiciera lo mejor y eso estabamos haciendo aunque tuvieramos que ocultar ciertas cosas. Al fin del caso era lo mismo que traicionar, uno de los peores pensamientos que me carcomian cuando ya estaba sola, conmigo misma, pero si todo salia bien esos pensamientos no volverian a dejarme sin dormir. Evite seguir pensando en eso.

-¿Te molestan mis comentarios?- pregunte ante la expresion algo confusa de su rostro al mencional lo de sus dones, tenia que dejar de decir cosas asi a la gente pues a veces lograba incomodarlas.

-Espero que disfruten su estancia en Alemania, ya tendran la oportunidad de conocer a los demas guardias- le sonrei, estar comodos era algo importante.

Al parecer se habia molestado y no sabia por que, decidi no preguntarlo tal vez lo descubriera mas adelante. No era una persona de mucho contacto visual, opte por no mirarlo demasiado tal vez tambien con eso se sentia incomodo, ya habria tiempo de incomodarlo depues. Pense aun con una sonrisa en mis labios.

-Te tomare la palabra- le dije firmemente, me sentia algo hambrienta y mil veces preferia la comida humana -Veras en este estado no puedo cazar y en realidad no me gusta- hize un gesto de asco ante el pensamiento de carne cruda y sangre.

Rebeca se ocultaba detrás de una gran mascara, pero podía llegar a confiar en alguien que se soltaba con ella primero. Quizás había que cuidar el tono de voz y las palabras que se empleaban contra su persona, pero nada más. Cuando uno pasa mucho tiempo con la persona que ama llega a conocerla tanto mas de lo que se imagina.
La joven castaña se ocupaba de analizar todas mis expresiones y comentarios. Raro, porque nadie aparte de mí hacia tal cosa. Sonreí, dirigiendo mis ojos a los suyos para negar con suavidad. No me molestaba para nada.
-No, es solo que, yo no lo veo interesante.- Eso era lo que opinaba con respecto a mi Don y por mas que dijeran de todo, y halagaran lo interesante que era, en mi cabeza no entraba.
Asentí varias veces cuando mencionó el comentario sobre Alemania. Me costaba un poco aprender su idioma, pero por lo general me manejaba con el inglés. Ellos lo conocían ya que era su segundo idioma, y el mundial. A ella le preocupaba cuan cómodos podíamos estar, mi hermana y yo. De vuelta, no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas. Preocupaciones? Por parte de otros? Extraño pero nada a lo que no pudiera adaptarme.
Acto seguido, después de todo y de su afirmación con respecto a invitarla a cenar, la conduje al lugar, pasando una mano a su espalda. Cuidaba muchísimo que nadie la llevara por delante y eso. No quería que resultara dañada porque un par de idiotas no sabían circular en la acera. Me alegraba que no quisiera cazar pues no tenia muchas ganas de ir al bosque con este temporal.
-Aquí estamos.- Le señalé el Restaurant del cual salía un aroma a comida deliciosa. Abrí la puerta, indicándole que entrara. Seguido, uno de los camareros se acercó a nosotros. Pedí una mesa para dos y nos condujo a una en un rincón, cerca de la ventana. Área no fumadores. Eso daba igual porque el aroma del cigarrillo lo sentíamos a pesar de estar muy alejados. Nuestro olfato estaba súper desarrollado. La ayude a sentarse, acercándole la silla. Me senté en la que estaba enfrente suyo. Las cartas ya estaban sobre la mesa, con las copas boca abajo.
-Será un placer compartir esta cena contigo.- Levanté mis claros ojos, posándolos en los suyos. Sonreí de lado, tomando la carta, abriéndola para ver que platos especiales tenían aquí. Afuera llovía a cantaros. Los humanos corrían a toda velocidad para no mojarse. Y ahora que recordaba, la vista del mozo recorrió mi cuerpo de arriba abajo por mi ropa, algo mojada. Sonreí con más descaro.

Se mostraba un poco sorprendido, al igual que su hermana, al mencionar que me importaba como se encontraran, en verdad me preocupaba que todos estuvieran comodos eso facilitaba la comunicacion y hacia un ambiente mucho mas llevadero.

Me condujo por todo el sendero hasta el restaurante, se preocupaba demasiado por mi, y quitaba a todos los humanos distraidos que casi chocaban contra mi en su intento de escapar de la lluvia. No era que los menos preciara ni nada por el estilo pero esran realmente fragiles y chillones en cuanto algunas cosas respectaba. Me alegraba que no tuvieran sus sentidos desarrollados si no no shubieran detectado rapidamente pero como su olfato era tan bueno como los lobos eramos volando. No sabia si accedia a comer comida humano por que no le gustaba la sangre o simplemente por mera cortesia, de nuevo. YA tendira tiempo de preguntarle.

El aroma dentro y fuera del restaurante era delicioso, en verdad que estaba muy hambrienta no habia comido nada desde... el desayuno. Ya me imaginaba la cara de Sebastien regañandome por no comer a mis horas pero se me habia ido el tiempo volando.

-Gracias- le dije al chico que nos condujo hasta la mesa, y Zachary me ayudo a sentarme, se lo agradecia pues no era facil hacerlo en estas condiciones, deje las bolsas que traia en una mano junto a la ventana. Area de no fumadores, vaya que se preocupaba por mi, eso era algo extraño, ya que yo siempre era la que se preocupaba por los demas. Le sonrei.

-Igualmente, gracias por invitarme- me sentia bastante comoda con el y hablarle era sumamente facil. Hacia mucho que no hablaba tan tranquilamente y sin problemas previos con alguien y era una sensacion muy agradable. Tome la carta entre mis manos. Le devolvi la mirada y luego note que el chico seguia parado junto a nosotros, su mierada era de reproche pues Zachary estaba algo mojado y sus pasos habian dejado un pequeño rastro tras de el. Humanos, se preocupan por insignificancias pense y no pude evitar reirme un poco.

-Bueno... creo que yo quiero todo el menu- dije bromeando un poco cuando el chico se retiro, habia muchas cosas ricas y no sabia que pedir -Comenzare con una pasta ¿y tu?- dije mirandolo.

La joven me agradecía por todo. Era un poco vergonzoso porque no resultaban siempre buenas mis acciones y no recibía tales halagos. Me sentía bien, de verdad. Si las cosas fueran así a partir de ahora mi vida cambiaria por completo. Ya basta de gritos, de gente queriéndonos echar de nuestro territorio, de cacerías, de maltratos. Basta de todo el infierno que veníamos pasando. Esto seria una vida nueva, una experiencia que Rebeca y yo jamás experimentamos.
El mozo se retiró con la mirada muy clavada en mi cuerpo a la que yo respondía con una sonrisa cínica de oreja a oreja. Ante su segundo agradecimiento ladeé la cabeza.
-No es nada, supuse que deberías estar hambrienta y la verdad es que yo también lo estoy. No he probado nada desde el viaje.- Suspiré. Varios días, al menos 14, arriba del barco. Y después dos a pie. Desde los dos que hicimos a pie que no probaba un bocado.
-Dos días exactamente.- Aclaré. No quería que pensara mal. Lo peor fue que cazamos animales salvajes con mi hermana, en la fase lobuna, y no era que me gustara mucho. Negativamente acostumbrado.
Con el menú ya en mano ambos mirábamos, eligiendo con nuestros estómagos, la siguiente cena. Su comentario logró sacar de mis labios una risa, que fue acompañada con una mirada simpática hacia su persona. Estaba pasando buenos momentos. Su petición me pareció perfecta. Pasta, muy buena elección.
-Yo comenzaré con pescado. Hace muchísimo que no pruebo “Le Filette di Pesce”- Comenté. Comida italiana a pesar de que estábamos en Alemania. Grandioso lo mío. Reí de nuevo, dejando la carta sobre la mesa.
-Vino para beber?- Pregunté con curiosidad. Talvez no prefería aquello, pero con una buena cena, se merecía un buen vino. Luego, pensé en sus bebes…mas no les afectaría. Conocía a muchas mujeres embarazadas que bebían, y no mucho, y los bebes estaban bien. Igual, era su elección, pero a mi pensamiento se vino una pregunta.
-Es un bebe o son dos? Sabes como le vas a poner de nombre?- Nunca hacia este tipo de preguntas, pero quería que notara que me interesaba su vida y no solo era yo en esto. No era como mi hermana. Me crucé de brazos, apoyando la espalda en la silla. Aun así se notaba la diferencia de altura entre nosotros, a pesar de la distancia. Yo era una gran jirafa a su lado; y al lado de medio planeta.

Me sorprendio que pasaran tanto tiempo sin comer, eso no les haria bien. Y ahi iba otra vez, a sacar mi lado maternal con todas las personas que se me paraban enfrente, no podia evitralor pero ahora mas que nunca me preocupaba por el bienestar de todos, todos los de mi raza ya que los chupasangre, o la gran mayoria, podian irse a pudrir en algun lado del mundo.

-No dewbirian de dejar tanto tiempo sin comer, les hara mal- dije sin pensarlo en voz alta con mis ojos clavados aun en la carta.

-Buena eleccion, aunque en lo particular el pescado ahora no es de mis preferidos- le diriji una mirada, con el embarazo habia cosas que antes me gustaban y ahora me desagradaban, el pescado era una de ellas. Tambien deje la carta a un lado.

-No creo que me haga bien tomar vino- le respondi con una media sonrisa, en verdad deseaba vino, vino tinto para ser exactos pero ni en la boda habia tomado ni una gota de alcohol. Mis bebes no eran normales y no podia evitar imaginar una copa de vino con sangre en lugar de esa deliciosa bebida, mi necesidad por la sangre habia aumentado pero no la tomaba por que me resultaba completamente asquerosa. Evite alejar esos pensamientos y me concentre en sus preguntas.

-Son dos- le sonrei, la idea de ser madre me hacia feliz -Aun no se que seran, si son niños les pondremos Jared y Luke, tal vez a uno le pongamos Eos- no pude evitar prnunciar la ultima palabra con un dejo de desagrado, y en verdad me desagradaba pero ya habiamos llegado a un acuerdo sobre eso asi que seria mejor resignarme -Y si son niñas Anne y Avril, Cromwell claro- ese apellido tendrian mis hijos fueran lo que fueran y era algo que no podia cambiar, otro apellido se me venia a la mente pero lo aleje rapidamente de mis pensamientos.